Después de una ida y venida de aventuras personales me he puesto a pensar sobre aquello que queremos ser cuando traigamos a nuestro hijo al mundo. Esas mamás y papás que sacan lo mejor de uno mismo y hacen personas que crean un mundo mejor y mediante los cuales nosotros también habremos colaborado en ello.
A veces me sorprendo imaginando cómo quiero ser con mi hijo/a y qué imagen tendrá de mi o qué valores le voy a lograr transmitir.
Queda evidente que no estoy preparada para no equivocarme, más bien todo lo contrario y… Queda evidente también que aprenderé como lo he hecho hasta ahora: equivocándome.
Sin embargo, en este mundo que tanto cambia y en el que parece que no nos podemos coger a nada porque no hay nada seguro… Tengo claro lo que me gustaría que ellos pudieran aprender de mi y de todo lo que yo he aprendido a lo largo de estos 30 años (que no es tanto).
- Ser flexible con las personas que quieres, estar a su lado pese a todo e intentar comprenderles para darles soporte, sobre todo, cuando uno se equivoca
- Escuchar todas las opiniones y construirse la suya mediante las demás, abrirse al mundo que le rodea y no estancarse en su realidad
- No ser orgulloso, porque muchas cosas importantes se puede uno perder con esa actitud
- Conversar y compartir sus emociones con aquellos que quiere y le importan
- Ser feliz a pesar de los juicios y prejuicios que tengan sobre él/ella o su actitud
- No darse por perdido/a, siempre se puede cambiar y siempre se podrá hacer a si mismo/a
- Confiar en aquellos que le quieren. Saber contar con los demás e integrar a esas personas importantes en su propia vida
La lista seria interminable, pero cuanto más larga creo que más difícil de cumplir. Quizás es que yo soy de objetivos cortos y que se puedan alcanzar. Aunque alcanzar estos 7 puntos es todo un reto 🙂
¿Y tú? ¿Qué te gustaría que tus hijos/as aprendieran de ti?