Reflexión: primer trimestre de embarazo: miedos, dudas, alegría y… ¡mucho más!

¿Qué tal? Después de dar el positivo como una catedral, de ir al ginecólogo antes de tiempo y no saber siquiera si el embarazo iba a prosperar o no… quiero comunicaros que… ¡todo va viento en popa! Ya estoy en la semana 13+2 así que… como aquél que dice… ¡PRIMER TRIMESTRE SUPERADO! Pero… no ha sido tan fácil como imaginaba y en este post quiero compartir mis sentimientos, mis alegrías, mis ilusiones, mis miedos, mis dudas, mi ansiedad… ¡No se si os servirá de mucho! 🙂 Porque cada una lo vive de un modo distinto así que…

La verdad es que quedarme embarazada me ha supuesto adquirir nuevos hábitos mentales. ¿A qué me refiero? Muy sencillo… me refiero básicamente a todo los MUST, es decir, todo lo que debes hacer no por ti, sino por tu bebé. Claro, que esto es precioso pero… cuando estás de pocas semanas, cuando te cuesta asimilar que sí, que ese sí es un sí de verdad y que va a prosperar, vamos ¡que estás embarazada! supone un cambio importante en tu vida. De repente, pasas a tener que hacer un montón de cosas que principalmente se tratan de cuidarte más a ti misma para cuidar así a tu bebé. Pero claro… no es tan fácil, los vómitos, mareos, cansancio y demás juegan en contra de una… Así que a mi me ha costado bastante hacer frente con ánimo y alegría y con todos los prerequisitos que nos indican que debemos cumplir así sin más, por el simple y mero hecho de estar en cinta. No ha sido fácil, me he sentido mal porque no hacía lo que tenía que hacer: porque no me cuidaba en las comidas (cómo lo iba a hacer vomitando!) porque no salía a caminar (si estaba cansadísima!) porque no me sentía completamente feliz por mi embarazo (estaba confundida y con miedos a los cambios que mi cuerpo iba a hacer si todo iba bien, por cómo iba a afectar mi relación con Adán, por la responsabilidad que conlleva) en fin… porque no había mirado todo lo que debía mirar, porque no había leído todo lo que debía leer, porque no había comunicado mi embarazo como debía, porque no era el momento o sí lo era… básicamente… porque en esta sociedad parece que lo natural ha pasado a un segundo plano y lo importante es todo lo que la rodea. Así que… no os voy a negar que ha sido difícil, sobre todo emocional y psicológicamente. Físicamente he sentido náuseas y vómitos matutinos, mucho cansancio, dolor en los pechos… pero… lo peor, sin duda, ha sido todo lo demás.

Sin embargo, una vez superadas esas primeras preguntas y cuestiones que me planteé pasé más bien a querer dejar cuantas pudiera de lado para centrarme en aquello que me hace feliz y en disfrutar mi embarazo a mi manera, sin agobio, sin presión, sin miedos. Claro, fácil no es. Pero… es un chute de ánimo y fuerza cuando vas a la ecografía y escuchas el corazón de tu pequeño o pequeña (todavía no sabemos qué vendrá hasta el próximo 19 de mayo, que nos hacen otra ecografía y ya nos han dicho que nos dirán lo que viene). Así que en ese momento en el que estás medio alucinando y con sensaciones indescriptibles… en esos momentos… es cuando piensas: a la mierda todo, voy a vivirlo y disfrutarlo a mi manera, por mi, por él, por nosotros.

Efectivamente! Estas 13+2 semanas han sido… ¿cómo explicarlo? INTENSAS! MUY INTENSAS! En todos los sentidos, tanto en la asimilación como en el disfrute de este maravilloso momento. Todavía tengo mucho que aprender sobre cómo aprovechar este instante de felicidad, que en 6 meses pasará a ser otro distinto porque ya tendremos a nuestro enano/a entre nosotros. En cuanto al futuro papi ¡qué puedo decir! Me ha cuidado y dado todo y más durante estos tres meses (que se dice pronto), me ha preparado comidas, ha soportado mi agudo olfato y… sobre todo… ha estado a mi lado apoyándome emocionalmente, ayudándome a superar todos los obstáculos (que confesaré no han sido pocos). Se que puedo contar con él y esa estabilidad es para mi (para nosotros) muy importante.